Si paramos, pecamos

Hola queridas amigas...
Estuve meditando en uno de los episodios de la vida de David, y quise compartir con todas ustedes el espíritu de esa Palabra porque creo que va a ayudar a todas... y mucho!!.
¿Recuerdan cuando Dios buscaba un nuevo rey y entre todos los hermanos eligió a David? Nadie creía que podía ser él, nadie lo creía con condiciones. Pero a pesar de lo que los otros creían, David tenía coraje! mientras todos tenían miedo de enfrentar al gigante Goliat, el pequeño no sólo luchó contra él sino que lo venció. Era un verdadero guerrero, un siervo de Dios!!. 
Así siguió su vida, de batalla en batalla, de guerra en guerra  y siempre siendo fiel al Señor.
Pero hubo un día
en el cuál David decidió quedarse en casa. Y es justo a ese episodio al que quiero referirme.
Él dejó de ir a la guerra y sus pensamientos se alejaron de las cosas de Dios. Esa tarde vio por la ventana a Betsabé, fue tentado por la carne y cayó. Con ese acto, no sólo engañó a Urías (marido de Betsabé) sino que después de eso lo mató. Es decir, el pecado de la carne lo llevó a cometer otro aún mayor.
Eso mismo ocurre hoy en día con las siervas de Dios, (obvio que también ocurre con los hombres, pero este blog es dedicado a la mujer).
El Espíritu Santo nos elige de entre un montón de personas para servirlo. Y al comienzo, somos invadidas por un gran deseo de servir, de "estar en la guerra".  Amamos ese ritmo, no nos gusta parar, no nos gusta faltar a ninguna reunión, no nos permitimos desviar la mirada a otra cosa que no sean las cosas de Dios.
Hasta que un día, puede ser por el paso del tiempo, por enfriamiento, falta de vigilancia, la sierva decide no ir a la guerra como hizo David.
Deja de hacer lo que hacía antes, abandona las primeras obras y aquella llama que la motivaba a trabajar para Jesús se apaga. Es allí cuando su mente comienza a quedar vacía de las cosas de Dios y se llena de las cosas de este mundo; el temor poco a poco se va perdiendo y se siente con la "libertad" de hacer cosas que antes no hacía. Ahí es cuando cae, como sucedió con David aquél día.
Amigas espiritualmente hablando, el hecho de parar nos lleva al pecado, nos aleja de Dios y nuestra vida se derrumba!
Si alguna está pasando por algo así, si tú sabes que estás camino a parar, cambia ahora el rumbo de las cosas. ¿Recuerdas cuáles fueron tus primeros trabajos en la Iglesia? 
Piensa en aquellos días en los que llegabas temprano para preparar todo para la reunión, cuando ibas sin que nadie te lo pida para ver qué había para hacer, cuando pasabas las tardes de sábados dejando la casa del Señor reluciente para el día domingo...
Lindos recuerdos, ¿no?. Pero no permitas que sean sólo recuerdos, ¡no podemos vivir de ellos!. 
Te propongo algo!: ¿qué tal si ingresas a algún grupo? A partir de esta semana, dedica más de tu tiempo el día viernes en la Iglesia. Llega temprano, recibe y atiende a las personas, prepara discípulas, en fin, entra de nuevo a la guerra y evita la muerte espiritual.

Chicas, si alguna se sintió identificada o si este post le ayudó, me gustaría que comenten así compartimos nuestras experiencias y animamos a otras a no abandonar la fe.
Que Dios las bendiga!








2 comentarios:

  1. Es un post que nos hace reflexionar, y a la vez recibimos esa fuerza sobrenatural para poner en práctica lo que el Espíritu Santo nos orientó a través de él.
    El secreto es ser sensibles a Su voz.
    En la fe!

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  2. Si uno para en la fe termina cayendo en pecado. Uno debe tener los pensamientos en Dios y vivir por la fe. David cuando tenía que estar frente a la batalla prefirió quedarse y por eso pasó lo que pasó con Betsabe. Pero eso pasa porque uno "descansa la fe" y eso no tiene que pasar jamás. La fe tiene que estar por encima de todo. Y vivir por ella siempre. Tener los pensamientos en Dios y no va haber nada que nos haga caer si eso pasa.

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